El caso de la reducción del costo de electricidad en estratos bajos
En el discurso populista del gobierno más allá del reparto de bonos con cargo a la caja fiscal, ahora se ha agregado la reducción de las tarifas de electricidad en los estratos socioeconómicos bajos, con costo a los estratos domiciliarios medios y altos, así como a las empresas.
El mecanismo que está utilizando el gobierno de Pedro Castillo, es un subsidio cruzado ofrecido nada menos que por Pedro Pablo Kuczynski (PPK) en la campaña presidencial del 2001, como jefe de plan de gobierno del candidato que luego saldría electo presidente, Alejandro Toledo. Una vez instalados en el gobierno la promesa se cumplió promulgando la Ley 27150 de agosto del año 2001, estableciendo lo que se llama el Fondo de Compensación Social Eléctrico (FOSE).
El concepto del FOSE es otorgar un descuento en los usuarios que registren consumos mensuales de hasta 100 Kilovatios-hora (KWH), que es financiado con un recargo en los costos de aquellos que consumen más de 100 KWH. Con esta medida originalmente se llegaba a cerca del 70% del universo de los consumidores de esa época. Hoy debido al ascenso en la capacidad adquisitiva de parte de los habitantes de estratos bajos, que se refleja en un mayor consumo de electricidad, se cubre al 65% de los hogares.
Lo que está haciendo la propuesta de Pedro Castillo es extender el número de beneficiarios incrementando el tope de consumo de 100 a 140 KWh, con lo que se llegaría cerca del 70% de los usuarios. Para cumplir el fin, los que financiarán con un recargo del orden del 3% en su pago mensual, será el 30% restante de consumidores.
Lo que se creó con una forma de atenuar el impacto del sinceramiento tarifario llevado a cabo casi durante una década –Indispensable para ser creíbles antes los inversionistas–, ahora se usa para que el incremento del costo de la electricidad afectado por la devaluación del 10% que ha tenido como principal causa la desconfianza generada por este gobierno.
La discusión más allá del costo económico para los que tienen que cubrir las cuentas de las medidas gubernamentales, tiene otro ámbito, que es las políticas de Estado, cuyo objetivo debe estar dirigido a disminuir la pobreza, por generación de empleo y la mejora salarial por la mayor calificación profesional que se consigue con la educación. Ahora el gobierno apuesta por ir a la inversa, hacer correr a la inversión y ante la caída del ingreso familiar, transitar por el asistencialismo.
Estamos en una coyuntura económica mundial muy favorable para el crecimiento económico por los buenos precios de los metales, lo que arrastra al incremento de la demanda de electricidad, con lo que el sector minero energético que aporta 14% del PBI podría ser muy ventajoso para el país.
Cuando deberíamos estar aprovechando el ciclo virtuoso, lo que se hace es dejar que los antimineros paralicen producciones, que se siga mandando mensajes de nacionalizaciones, de cambio del régimen económico, de subir impuestos y crear subsidios cruzados que los deben pagar los sectores a los que se ajusta.
Vamos camino a un círculo vicioso: menos confianza, dólar que se incrementa afectando el precio de todos los bienes y servicios relacionados con la moneda americana; menos inversión más desempleo cuando los costos diarios se incrementan. Para paliar la situación se recurre a bonos con costo fiscal y subsidios con cargo a personas y empresas cuyos ingresos disminuyen. Hay que poner coto a este descalabro, empezando por la denegatoria de facultades legislativas al Ejecutivo y rechazando al Proyecto de Ley de rebaja de tarifas eléctricas.