Cumbre presidencial y gabinete binacional Perú-Bolivia
La última edición de la revista Caretas recoge la información difundida el domingo 16 en Panorama (Panamericana TV): el Movimiento al Socialismo (MAS), que lidera Evo Morales y es el partido político gobernante de Bolivia, tiene una sede partidaria en el Cuzco. Lamentablemente, nadie investigó quien autorizó su establecimiento a pesar de ser un acto concreto de intervención en nuestra soberanía.
Es insólito que la más poderosa de las organizaciones políticas de un país vecino siente bases en nuestro territorio con el evidente propósito de servir sus intereses desde el Perú. Un logro que, probablemente, no han concretado varios de los partidos actualmente representados en el Congreso. Debemos preguntar si el MAS pidió autorización para instalar su sede “cusqueña”. ¿Quién se la dio? ¿La Cancillería? ¿El Presidente de la República? ¿La PCM? ¿El gobierno regional del Cuzco? ¿El Congreso tiene conocimiento de esa supuesta autorización?
Los ciudadanos tenemos derecho a saberlo porque el interés nacional está de por medio. Todos vemos que Evo Morales entra y sale del Perú como de su propia casa, luego de las arengas y actividades de propaganda política en las que incurre sin el menor recato, violentando el principio de no intervención.
Lo que el Hermano Evo promueve con mayor insistencia es el cambio de nuestra propia Constitución. ¡Nada menos! Hace una condenable campaña para que el Perú copie la de Bolivia. Al igual que Cerrón y Perú Libre, aboga por una Asamblea Constituyente que refunde nuestro país e implante una República “Plurinacional” con objetivos convergentes a los de la Constitución boliviana.
Busca, por cierto, que ese tipo de organización territorial empalme con la de su país para aumentar su influencia en el Sur del Perú, aprovechando la vecindad y los elementos identitarios aymaras y quechuas que tenemos en común. Con similar inspiración alienta el apoyo del socialismo boliviano a la causa política (casi beligerante) de los Mapuches en Chile.
La próxima semana se celebrará el VI Gabinete Binacional entre Perú y Bolivia, así como la cumbre entre los Presidentes Castillo y Arce. La simpatía del mandatario peruano por la ideología del MAS y el Socialismo del Siglo XXI nos obliga a ser extremadamente vigilantes para evitar la adopción de acuerdos inconvenientes.
Nuestra relación con La Paz siempre ha tenido como factor gravitante las relaciones históricas de ambos países con Chile. En las últimas tres décadas la vinculación peruano-chilena se ha desarrollado notablemente en beneficio mutuo, sobre todo en los campos de las inversiones, el comercio, la integración fronteriza y el turismo. Esperemos pues, que ninguno de los entendimientos del Gabinete Binacional con Bolivia incida negativamente en esa favorable situación.
Mayor aún debe ser la vigilancia ciudadana y el control político del Congreso en vista de que la peligrosa simpatía de ambos gobiernos por la siembra, cosecha y uso de la hoja de coca (en el Chapare y el VRAEM, por ejemplo) puede convertirse en una fuente de integración ilegal que aproveche la íntima relación existente entre La Paz y Caracas para enriquecer a las bandas mafiosas que trafican al amparo de la dictadura de Maduro. Las exhortaciones del Ministro Barranzuela para que los cocaleros del VRAEM prosigan con sus actividades ilícitas deben ser cuidadosamente analizadas por el Congreso antes de autorizar el viaje de la comitiva presidencial.
Las obligaciones internacionales asumidas formalmente por el Perú en el frente de la lucha mundial y regional contra el narcotráfico deben ser celosamente honradas para que nuestro prestigio no sea mellado por intereses políticos mal entendidos.