Lo sucedido con la vacancia presidencial es legítimo
La democracia se basa en la división y equilibrio de poderes para garantizar los contrapesos que eviten acciones dictatoriales o el abuso del poder por alguna de las partes. Los parlamentos representan las múltiples opciones políticas que conviven en la nación, y sus representantes están obligados a hallar consensos.
Alcanzar consensos toma tiempo. Este proceso muchas veces es percibido erróneamente por la ciudadanía, que espera pronta atención a sus necesidades. Además, como parte de sus funciones, los parlamentarios investigan las acciones del poder Ejecutivo con la finalidad de prevenir actos de corrupción, que la historia ha demostrado que existen a uno u otro lado del poder.
La democracia no es perfecta, pero la concentración del poder siempre ha significado un costo económico y social mayor para el país. Se requiere formar cívicamente a la ciudadanía para que entienda cuál es el rol y las responsabilidades que corresponde a cada institución del Estado.
Lo sucedido con la vacancia de la presidencia ejercida por Martín Vizcarra Cornejo es legítimo. Se ha cumplido el procedimiento establecido en la Constitución, por lo que la asunción a la presidencia de la República de Manuel Merino de Lama es legítima, más allá de las simpatías políticas por uno u otro personaje o agrupación política.
Solucionada la crisis política, lo que sigue es enfrentar los graves problemas que subsisten: la pandemia, el desempleo y la crisis económica. Y además garantizar una transición democrática ejemplar con miras al 2021, tal como lo ha ofrecido el nuevo presidente Merino. ¿Qué otras cosas hay que hacer?, cumplir con lo establecido en la Constitución. La mayoría de los magistrados del Tribunal Constitucional tiene mandato vencido, el Congreso actual debe nombrar a los más idóneos.
La administración Vizcarra ha dañado la democracia, politizado la Fiscalía e intervenido el Poder Judicial en función a sus intereses. Un Gobierno de transición, como lo fue el de Valentín Paniagua en el 2000, puede sentar las bases de una democracia más sólida; por ejemplo, restituir el Senado y optar por el voto facultativo.
Asimismo, debe convocar al empresariado y a los gremios de trabajadores para compartir prontamente su visión de la reactivación de la economía en el más breve plazo. Un Gobierno nuevo debe tener convicción en sus decisiones. Si desea reducir efectivamente la pobreza y recuperar el crecimiento tiene que fomentar las inversiones y aprovechar el rumbo que le va marcando la economía mundial.
La economía peruana participa con el 0.32% del producto bruto interno mundial; por ello, pretender acciones aisladas del contexto internacional es desconocer la realidad. Al mundo le interesa invertir en el Perú por sus recursos minerales. Y antes que encuentren otras opciones, es mejor que generen trabajo en el país para transformar la riqueza natural en riqueza económica que permita financiar la infraestructura que requieren todos los sectores para desarrollarse: servicios básicos (agua, saneamiento, electricidad e internet), medios de transporte, seguridad y mejores servicios educativos y de salud.
Presidente Merino, ahora usted tiene la oportunidad de conducir la Nación.
¡Hágalo con firmeza, decisión y optimismo!
