Salida estaría en el margen de refinación y una gestión de excelencia
La semana pasada Petroperú presentó sus estados financieros auditados del ejercicio 2021, a lo que se sumó la noticia de un repunte de US$ 1.25 del valor nominal en sus bonos de la serie con vencimiento de 2047. Ante ello, el despliegue de la prensa económica local dejó la sensación de que había habido un punto de inflexión de repunte en la delicada situación que vive la empresa. Sin embargo, es necesario ver el horizonte con las cifras oficiales a la mano.
Petroperú tiene dos series de bonos que se cotizan en la Bolsa de Nueva York. Una con vencimiento el 2032, por US$ 1,000 millones; y otra con vencimiento en el 2047, con dos emisiones: junio 2017 (por US$ 1,000 millones) y febrero del 2021 (por US$ 1,100 millones).
Las últimas cotizaciones de los bonos mencionados reflejan una realidad: están altamente depreciados, se cotizan con un descuento importante de su valor nominal. Los de vencimiento en el 2032, en 28.6%; y los que vencen en el 2047, en 34.8%. El promocionado repunte, rebote le llamaron, no es tal, solo fue una singularidad.
Uno de los puntos que mayor desconfianza les genera a los inversionistas en estos papeles es el déficit de capital de trabajo que se ha ido incrementando en el tiempo. Al cierre del tercer trimestre del 2021, era de US$ 497 millones, a finales de ese año llegó a US$ 842 millones. Este año, a fines del primer trimestre, fue de US$ 851 millones; y al cierre de junio, de US$ 1,040 millones.
El entusiasmo mostrado en una nota de la agencia Bloomberg del día 14 de los corrientes, soslaya que en abril pasado el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) le hizo un préstamo a la empresa por US$ 750 millones, con compromiso de pago en diciembre próximo, que se incumplirá y que el propio MEF está planteando una prórroga hasta el 2024.
Hay urgentes necesidades de caja que no se cubrirán con las ventas. Más aún cuando el principal volumen corresponde al petróleo diésel, que tiene un subsidio con fecha incierta de devolución, por parte del Fondo de Estabilización de Precio de los Combustibles.
El otro punto que llama a preocupación es el flujo de caja futuro de pagos. Las cifras de ingresos se calculaban teniendo en cuenta que la petrolera estatal tenía una participación del orden del 50% del mercado. Hoy no llega al 40%, y tiene dos empresas adicionales en competencia: Valero Energy y Exxon Mobil, con lo que se ha roto el duopolio que tenía con Refinería La Pampilla, del grupo español Repsol. No será nada fácil que llegue a la cobertura del mercado de antes, con el agravante de que parte importante de su margen lo sacrifica con la venta a mayoristas, dado que no tiene cadena comercial propia.
Profundizando en el manejo de caja futuro, si se llega a conseguir un margen de refinación neto de 10 US$/barril, será insuficiente. Como referencia se puede tomar la Refinería de Cartagena de la colombiana Ecopetrol, que habiendo hecho una modernización similar a la de Petroperú, el margen promedio entre el 2016 y el 2021 ha sido de 8.93 US$/barril.
En una operación al 90% de capacidad de la refinería modernizada, con margen de 10 US$/barril, recaudaría anualmente US$ 312.1 millones, teniendo que afrontar cada año pagos anuales de US$ 313.8 millones hasta el 2032. La expectativa es que el margen sea mucho mayor en forma sostenida, pues la crisis generada por el conflicto Ucrania-Rusia los ha disparado hasta 20 US$/barril.
Corresponde al MEF tener muy claro el diagnóstico de la gestión de la empresa y evitar que la situación se salga de control.