Pedro Castillo y sus violentas respuestas a cualquier pregunta
No es fácil para el candidato Castillo ocultar permanentemente su verdadera filiación. Empezando porque sus propios áulicos primero lo dejaron de llamar profesor; como también algunos que ya empezaron a subirse a su carro. El profesor pasó entonces a ser maestro. Y de allí, rápidamente, hoy a amauta. El poder convoca cultos a la personalidad.
Lo que se inicia como estrategia comunicativa ante el electorado, termina por hacerse carne conforme la persona va sintiendo cercanías al poder. Y entonces el candidato puede cometer deslices que transparenten su verdadero ser.
Por eso es buena la estrategia de ocultar al candidato y no exponerlo a entrevistas largas. No solo porque estas suelen desnudar debilidades, también muestran interioridades que pocos quisieran poner en un CV ‘políticamente correcto’. Si hacemos memoria, un candidato se ‘intoxicó’ con bacalao para guardar oriental silencio un buen tiempo. Preferible es envolverse en un silencio y en un ambiente bucólico para los urbanos en el caso de Castillo.
Hoy las lisuras se han intensificado en el habla coloquial. Curiosamente más en el mundo femenino. ¿Señal del final del patriarcado, igualdad de género o hasta ‘superación femenina’ al sobrepasar al hombre en el empleo de términos ayer patrimonialistamente masculinos?.
Pero no es ese nuestro tema. El nuestro es más puntual. Pues hace unos días –ante una pregunta incómoda sobre lo que el candidato pensaba hacer sobre X tema, pregunta incómoda porque no tenía idea de la respuesta– contestó ásperamente: “lo fríes y te lo comes”. Más que una lisura una agresión no armada pero sí verbal.
Y si a ello le sumamos que cada vez que se enfrenta a este tipo de situaciones respecto a las cuales no tiene respuestas se le hunden las mejillas como señal de rabia, es evidente que lo suyo es seguir siendo Amauta y –como tal– ajeno y por encima de las inquietudes periodísticas. Porque si profirió la expresión que comentamos ante un periodista habitualmente correcto y ante una pregunta normal de agenda electoral, es fácil adivinar lo que ocurriría ante otro tipo de inquisidor.
Mientras sea usted Amauta, Don Pedro, va bien. Porque la angelical rival anda acudiendo a razones y no a emociones, y estas elecciones en particular están manejadas por lo emotivo y, aun, por el cerebro reptiliano. Muchos advierten el thanatos detrás de esas expresiones y gestualidades, pero aun cuando ellas revelen su verdadero ser, preferirán adherir al profesor marginado, intercultural, pobre y dispuesto a ofrecer todo por su Perú.