Estamos ante el peor escenario de toda la historia republicana
El presidente Castillo parece estar confiado en la memoria corta de un gran número de ciudadanos. Por eso se refugia en la negación y el silencio para evitar responder sobre los hechos de corrupción, más que evidentes, por los que están siendo investigados su entorno partidario y de amigos cercanos: Bruno Pacheco, Zamir Villaverde, el ex ministro de Transportes y Comunicaciones Juan Silva y diversos congresistas.
Pero, ya no se trata sólo de amigos o partidarios en los que el presidente confió y que lo defraudaron. Ahora, sucede que sus propios familiares –hija-cuñada, sobrinos, cuñados y esposa– están comprometidos en actos por los cuales ciertas empresas lograron contratos con el Estado. Súbitamente, el entorno presidencial pasa de tener sueldos muy bajos a cifras generosas, sin demostrar capacitación alguna para ejercer dichas funciones.
Asimismo se ha demostrado que la tesis de maestría que le habría permitido acceder a una mejor remuneración a la pareja presidencial, con recursos del Estado, no habría sido elaborada por ellos. La universidad que le otorga el grado académico es de propiedad de César Acuña, el otro chotano cuyos congresistas acostumbran dividir su votación cuando se trata de avanzar en la vacancia presidencial.
Por otro lado, el castillismo y el cerronismo cierran filas con tal de mantenerse en el poder hasta antes del proceso electoral de octubre próximo, en el que fraguarán su legitimidad señalando que el pueblo los ha respaldado. Para la alcaldía de Lima correrán con Daniel Urresti, bajo el manto protector de Podemos de José Luna, otro que se suma –extorsionado o no– a mantener a Castillo en el poder.
El actual comando de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional se muestra timorato y acepta ser zarandeado por quien pone en riesgo a la nación y desacredita a sus héroes vivientes. Algunos malintencionados elucubran que les habrían garantizado un generoso presupuesto sobre el cual, por supuesto, el control estaría ausente. ¿Quieren que el país se desbarranque como lo ha hecho Venezuela? ¿Quieren que la juventud más capacitada abandone el país? Eso postergaría irremediablemente la opción del desarrollo para las próximas generaciones.
Estamos ante el peor escenario de la historia republicana, se han juntado la incompetencia, la ambición sin límites, la corrupción, la hipocresía y la cobardía. Frente a los cortesanos del poder solo queda la reserva moral, aquella que resistió en los aciagos momentos en que el suelo patrio fue cercenado y mancillado y que, afortunadamente, se mantiene incólume.