Según el INEI y como consecuencia de la pandemia
Es indudable el efecto catastrófico que viene teniendo la pandemia del Covid-19 sobre el empleo en el mundo y en nuestro país. En Lima Metropolitana, en el trimestre móvil junio-julio-agosto del 2020 la población ocupada disminuyó en 26,8% (-1.32 millones de personas) en comparación a similar trimestre del año 2019. Así lo dio a conocer el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) en el informe técnico Situación del Mercado Laboral en Lima Metropolitana, elaborado con los resultados de la Encuesta Permanente de Empleo (EPE), y publicado en su Nota de Prensa N° 132, del 5 de septiembre.
En la citada Nota de Prensa se informa que en Lima Metropolitana la población ocupada alcanzó los 3.61 millones de personas, y que está compuesta por 1.68 millones de personas que tienen empleo adecuado y 1.93 millones de personas ocupadas en condición de subempleadas (por insuficiencia de horas o por ingresos). Los subempleados representan el 53.4% del total de ocupados en la capital de la República. El empleo disminuyó en las empresas de 1 a 10 trabajadores en -30.1%, en empresas de 11 a 50 trabajadores en -31.6%, y en empresas de 51 a más trabajadores en -18.7%, con relación a junio-julio-agosto del 2019.
El golpe ocasionado por la pandemia ha sido devastador en el empleo, pero con mayor incidencia en las micro y pequeñas empresas (mypes). En tal sentido corresponde al actual Gobierno tomar las medidas económicas más adecuadas para atenuar en algo el golpe, apoyando fuertemente la reactivación económica de este importante sector, y a las entidades financieras orientadas a apoyar a este rubro en nuestro país.
Pero se deben tomar todas las medidas de protección y prevención de contagios de esta terrible pandemia. En cuanto al funcionamiento de las instituciones públicas y privadas el uso de herramientas tecnológicas como el teletrabajo vienen siendo de mucha utilidad y eficacia, por lo que su uso debería de masificarse en todas aquellas actividades que pueda ser aplicable. Y continuar aplicándose aún después de levantado el estado de emergencia sanitaria. Una decisión que debe ser tomada de manera técnica y objetiva, dado que la inmovilización y el distanciamiento social son un medio eficaz para contener el contagio masivo de esta pandemia, que debe necesariamente ir acompañada por el acatamiento responsable de la población y el refuerzo del sistema de salud.
No se trata de entrar en el dilema entre la economía y la vida. No podemos flexibilizar las restricciones sanitarias; hacerlo sería exponer a las personas a un contagio masivo y, por ende, también a un crecimiento exponencial de decesos. Hay actividades que definitivamente no pueden reabrirse, como aquellas que impliquen riesgo de aglomeraciones. Muchas empresas tienen que reinventarse y adaptarse al nuevo contexto.
Asimismo, debemos tener presente que sin preservar la salud y vida de los trabajadores no se podrá reactivar la economía. Por lo tanto, no se puede hablar de flexibilizar las medidas para proteger a los trabajadores. Se debe cuidarlos al máximo porque son el activo más importante de toda organización.