El actor Eduardo Serrano, uno los galanes más reconocidos de las telenovelas venezolanas, falleció el jueves 11 de septiembre a los 82 años, luego de lucha contra el cáncer. La noticia fue confirmada por su hija mayor, Magaly Serrano, fruto de su relación con la cantante Mirtha Pérez. Su heredera compartió en Instagram un mensaje acompañado de imágenes y videos familiares que conmovieron a sus seguidores.
«Fuiste el mejor padre que pueda existir, para todos tus hijos, todos, y soy testigo. No existió momento en que no tuviéramos lo mejor de ti, de tus valores, tus conversaciones, tu entrega, tu complicidad, tus abrazos, tus buenas noches, tus buenos días, tu confianza, tu amor. Eres mi mejor amigo, contigo tengo mis mejores recuerdos. Eres el mejor amigo de tu nieto, ‘tu pelotudo’, con quien tienes la relación más hermosa y divertida que haya existido. Tu nieto te ama con el alma. La vida, encima, me bendijo con tenerte viviendo a mi lado de adulta 9 años más, y ahora ser cómplices en nuestra adultez», expresó.
En su mensaje, Magaly incluyó algunos extractos de sus conversaciones cotidianas que confirman la complicidad que tenían como padre e hija. Luego, recurrió a una serie de adjetivos para describirlo.
«Pienso en tus 82 años y no puedo sino agradecer tu vida: fuiste el mejor hijo y hermano; obediente, entregado, amoroso, respetuoso. El favorito de Tata y Toto y de tus hermanos, Oma y Miguel. Pudiste vivir de lo que amabas hacer y eso sí que es una bendición, y no solo vivir de eso: ser exitoso, innovador, respetado y ciertamente una leyenda. Y lo fuiste porque primero fuiste compañero, humilde, inteligente, profesional, respetuoso y visionario», mencionó.
Finalmente, la también actriz de 46 años reservó las últimas líneas para honrar la memoria de su padre antes de despedirlo públicamente.
«Gracias por cada Navidad que montaste a mi lado con el mismo entusiasmo y felicidad que la mía, cada cuadrito que con tanto amor pusiste en nuestro hogar, por cada comida juntos y nuestras eternas conversaciones, por tus llamadas de buenos días a llenarme de entusiasmo, por tu compañía en momentos duros sin necesidad de que te lo pidiera. Te voy a extrañar… ¡Dios solo sabe cuánto! Tu amor queda como una huella imborrable en cada uno de nosotros. Te amo, mi rey, nos vemos cuando sea para siempre, en un rato. Dios te recibe en sus brazos, de eso estoy segura. ¡Mi luz, mi vida, mi todo! Con todo mi amor», concluyó.