El Grupo Especial de Inteligencia (GEIN), liderado por el mayor de la policía Benedicto Jiménez, el mayor Marco Miyashiro y 85 agentes lograron capturar a Abimael Guzmán y su cúpula Sendero Luminoso. Ese fue el inicio de la pacificación en el Perú que este lunes cumple 30 años.
Desde el 18 de mayo de 1980, una banda de asesinos llamada Sendero Luminoso provocó muerte, dolor, destrucción y una hemorragia incontenible. La mitad del país estaba declarado en emergencia. Todos los días eran un festín de coche-bombas, paros armados, apagones, tiros en la nuca y masacres.
Con la mencionada captura también finalizaba el GEIN, por inexplicable y absurdo que parezca el comando policial a cargo de Ketín Vidal desarticuló a este grupo de élite. En el 2017, el gobierno los reconoció como héroes de la democracia menos a su máximo líder Benedicto Jiménez Bacca. Los peruanos y la historia le debemos ese reconocimiento a “acero” o “Gerónimo inca”, apelativos que tenía este estratega de la paz al mando de sus hombres y mujeres.
Ana Cecilia garzón Pérez, más conocida como agente gaviota, ingresó al GEIN a la edad de 21 años, con poca experiencia, pero con muchas ganas de aprender, consolidó su trabajo como agente al poco tiempo. Trabajaba de 16 a 18 horas al día, como sus compañeros. Todos arriesgaban sus vidas, siguiendo a terroristas, ninguno podía llevar su armamento, por esa regla inquebrantable y por no delatar la operación, tuvo que quedarse inmóvil ante un cobarde ataque terrorista.
La agente le contó a Contracorriente que Rafael Alberto Barreto soto, ex miembro de la Udex, quedó marcado de por vida al intentar desactivar una bomba, pues perdió parte de la mano y quedó ciego.
Mientras que, Elena del Pilar Vadillo Carrillo tuvo que renunciar a sus estudios universitarios para priorizar al GEIN, inclusive aportó datos importantes que llevaron a la detención del cabecilla del grupo terrorista.