La pandemia ha asestado un golpe demoledor a la industria del espectáculo, pero el negocio de la edición musical, hasta hace poco de bajo perfil, está tomando un nuevo impulso gracias al furor de las ventas de catálogos de grandes artistas como Shakira y Dylan.
Poseer los derechos de los catálogos, lo que permite recibir regalías por cada uso de una canción, ya sea una descarga, una escena de una película o un anuncio publicitario, puede ser muy rentable a largo plazo.
Los inversores lo han detectado y están cada vez más interesados en este filón del mercado de la música, cuyos ingresos se han desplomado a causa de la crisis sanitaria.
Algunos acuerdos recientes han alcanzado precios récord, aunque no se han confirmado oficialmente: Bob Dylan vendió todo su catálogo a Universal Music Publishing por un estimado de US$ 300 millones, mientras que Neil Young habría recibido US$ 50 millones.
El dúo cantante de Blondie y Shakira también firmaron acuerdos por montos que no trascendieron.
«RETIRO FORZOSO»
El aumento «fantástico» de los precios de los catálogos había comenzado antes de 2020, pero se disparó con la pandemia, explica Nari Matsuura, socio de Massarsky Consulting, una firma especializada en la evaluación de catálogos.
Privados de giras y conciertos desde que estalló la pandemia de COVID-19, los cantantes buscan ahora monetizar su catálogo, cuyo valor sigue aumentando. «Vemos nombres, artistas icónicos (…) que nunca imaginamos que venderían», dice Matsuura.
Algunos deciden vender para aprovechar los altos precios actuales. Pero para David Crosby, cantante y compositor estrella de los Byrds, la pandemia es la mayor responsable, privando a los artistas de su primera fuente de ingresos: los conciertos.
«La razón principal es simplemente que todos estamos como en una jubilación forzada y no hay nada que podamos hacer al respecto«, señaló. «No habría vendido si no me hubieran obligado a hacerlo», agregó, lamentándose de la política de las plataformas de streaming que, en su opinión, pagan migajas a la mayoría de los músicos, a excepción de los grandes nombres del momento.
EL APETITO DEL MERCADO
Entre las empresas a la vanguardia de estas ventas de catálogos está la compañía británica Hipgnosis Songs Fund, Primary Wave y otros fondos de inversión como Tempo Investments, Round Hill y Reservoir.
Hipgnosis ha gastado más de US$ 1.000 millones para adquirir catálogos, incluidos los de Neil Young, Blondie, Shakira y RZA.
Para Jane Dyball, exdirectora general de la asociación de editores de música británica, «siempre ha habido movimientos con los catálogos tras bastidores». Pero las compras masivas recientes les han dado una nueva visibilidad y han subido las apuestas.
Los términos de los contratos de venta por catálogo varían de un artista a otro y rara vez son públicos. Pero la multiplicación de transacciones llevará posiblemente a que las canciones sean más fáciles de usar para películas o comerciales