OBS Business School ha publicado el informe de investigación: El sector después de la Covid-19, realizado por Juan Manuel Chávez, colaborador de OBS Business School.
Cuando surge una enfermedad hay la obligación de modificar los enfoques y acelerar los cambios. La pandemia del coronavirus es esencialmente una cuestión científica y sanitaria, pero también ha roto cada una de las fronteras disciplinarias, y como consecuencia, asimismo su impacto se ha dejado sentir en el sector inmobiliario, sobre todo en las operaciones de compra-venta o variación de los precios.
En el 2006 se produce la burbuja inmobiliaria que originó grandes problemas: el desempleo, el desamparo y el desalojo. Como indica el autor del informe, José Luis Carretero Miramar remarca en su libro el aumento del paro de larga duración, que se multiplicó por seis entre el 2008 y 2012 según el INE.
Las viviendas no estaban preparadas para hacer llevadero un prolongado confinamiento, teniendo en cuenta el espacio, ventilación, distribución y acondicionamiento. Además, si la tendencia era la reducción del tamaño de los pisos, alzar los precios, y cierta esencialidad en el aprovechamiento del área, el contexto pandémico vino a romper estos parámetros de una arquitectura elemental—o incluso precarizada.
De acuerdo con el blog de Fotocasa, los precios de las viviendas siguieron al alza durante el primer semestre del 2020, con una ligera caída en junio. Sin embargo, en julio sobrevino una subida y esta no se mantuvo, pues en agosto y septiembre los precios descendieron de nuevo en el territorio nacional. Por otro lado existe una brecha entre las operaciones de compra-venta: 13.3% menos en octubre del 2020, con respecto a las de doce meses atrás.
En cuanto a los propietarios, durante años optaron por ofertar sus inmuebles como pisos turísticos pero en el 2020 pasaron a alquilarlos a largo plazo. Antes de terminar el quinto mes del año, en ciudades como Barcelona el 40% de los pisos destinados para estancias cortas de verano pasaban a la lista de los alquileres residenciales.
La crisis del coronavirus provocó que a mitad del último trimestre del año llegaran a 40, 000 los sintecho que tuvieron que padecer la pandemia en la calle. Quien gozaba de un techo podía recluirse para labrar un sentido de seguridad, mientras que otros nunca tuvieron donde confinarse.
Una de las múltiples lecciones que nos deja la pandemia se relaciona con el derecho fundamental a la vivienda. En este sentido, los progresos en habitabilidad deberían promover una oferta que favorezca la convivencia del día a día y mejore las condiciones para el desempeño laboral en su interior.
Además la humanidad confinada durante meses presenció un resurgir del paisaje natural y cierto retorno de una fauna desplazada. Esta imagen ha planteado un desafío para las ciudades del futuro próximo, pues hace falta una relación más armónica con el entorno para preservar nuestra propia humanidad.
Pasadas las fechas covideñas e iniciado el proceso de vacunación contra el virus, se abre una etapa para reconstruir el tejido social que tendrá su tiempo de duelo y buscará expresar su urgencia de vida; en esta reconciliación de lo humano será fundamental el valor de hogar que conlleva una vivienda.
Para ampliar información descarga el INFORME OBS: El sector después de la Covid-19 de Juan Manuel Chávez, Colaborador de OBS Business School.