Vanessa Walde Ortega es la subgerente de fiscalización de la Contraloría que firmó el informe que concluye que no existe ningún desbalance patrimonial en las cuentas de la presidenta.
La subgerente de fiscalización de la Contraloría de la República, Vanessa Walde Ortega, quien revisó y aprobó el informe que concluye que no existe desbalance patrimonial en las cuentas de Dina Boluarte, no contaría con la experencia requerida para el puesto y, además, está relacionada al jefe la institución, el contralor César Aguilar Surichaqui, reveló un reportaje de Cuarto Poder.
De acuerdo con la investigación periodística, la joven de 32 años es es hija del exjuez supremo Vicente Walde Jaúregui, quien fue jefe de Aguilar Surichaqui en la Escuela de Postgrado de la Universidad Nacional Federico Villareal.
Años después, cunado Surichaqui asume como contralor nombró a Walde Ortega en la Subgerencia de Fiscalización, un puesto de confianza. La designación se realizó pese a que la profesional no contaba con todos los requisitos para el puesto.
«La subgerencia, en este caso, requiere por lo menos 8 años de experiencia profesional, 5 de ellos, experiencia específica. En el caso de Walde Ortega, por lo menos en su declaración e información pública del Seace, no se logra acreditar que cumpla los requisitos señalados para el cargo», explicó José Antonio Trelles, experto en temas electorales a Cuarto Poder.
Aún así, es la responsable de evaluar y fiscalizar las declaraciones juradas de ingresos, bienes y rentas de los funcionarios públicos, tales como la presidenta de la República.
Asimismo, otro de los aspectos que llaman la atención respecto a Vanessa Walde es que desde el 14 de enero se encontraría fuera del país, en Estados Unidos, según su registro migratorio. No tiene fecha de retorno.
Pese a ello, continúa percibiendo su sueldo de forma íntegra.
Teniendo en cuenta ambos factores, el excontralor Antonio Maldonado mencionó al referido medio: «No sorprende que el informe resulte siendo no solo favorable, sino extremendamente favorable a la presidenta. finalmente, parece ser que el contralor considera que le debe algún tipo de consideración a la presidenta y no parece entender que su deber es con la nación y no con la persona que lo nombró».