Gobierno debe contar con un eficaz sistema de mitigación de desastres
Las organizaciones, para ser más competitivas en el mercado y cada vez más eficientes y eficaces, deben adaptarse a los cambios. Pero para hacerlo exitosamente deben contar con un clima de negocios que les permita desarrollarse, invertir y fomentar la investigación en el desarrollo de nuevos productos. Sin embargo, uno de los grandes problemas que enfrentan son las acciones que toman los gobiernos de los países en materias de prevención de los desastres naturales, dado que estos afectan el clima de negocios.
Según un estudio de la Oficina de la Organización de las Naciones Unidas ONU de Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR), el mundo sufrió 6,681 desastres naturales relacionados con el clima en las dos primeras décadas del siglo XXI, lo que representó un aumento de 80% frente a los 3,656 registrados en los últimos 20 años del siglo XX. El citado estudio indica que entre los años 2000 y 2019 murieron 1.23 millones de personas en desastres naturales (incluyendo los de origen climático y los geológicos, tales como terremotos), que afectaron a 4,200 millones de personas. En tanto, las catástrofes registradas entre los años 1980 y 1999 causaron la muerte de 1.19 millones de personas y afectaron a 3,250 millones.
El informe da a conocer que –por ejemplo– las sequías han aumentado un 29% en el periodo 2000-2019 con respecto a 1980-1999, de 263 a 338, pero el crecimiento ha sido aún más llamativo en los fenómenos climáticos extremos (olas de calor y de frío), que pasaron de 130 a 432, con un aumento del 232%. Al presentar el estudio, la representante especial del secretario general para la Reducción del Riesgo de Desastres, Mami Mizutori, señaló que se están salvando más vidas, pero más gente está resultando afectada por la creciente emergencia climática.
La ONU sostiene que tiene dificultades para conocer las pérdidas económicas derivadas de estos desastres. Sin embargo, estima que estas pérdidas sumaron US$ 2.97 billones en las primeras dos décadas del siglo XXI, en comparación con los US$ 1.63 billones en el periodo anterior. Como sabemos, los fenómenos naturales no se pueden predecir, en cuanto a su fecha exacta de ocurrencia ni en cuanto a su intensidad. Pero se pueden realizar proyecciones de tendencias sobre las base de datos estadísticos y estudios científicos, utilizando los más modernos elementos de medición.
La minimización de daños por causas de desastres naturales se basa en tres elementos. El primero la infraestructura que se construye, la cual debe haberse edificado con materiales técnicamente adecuados, en las zonas adecuadas y contando con los mecanismos de seguridad correspondientes. El segundo es que la población debe estar debidamente capacitada para afrontar cualquier desastre natural. Y el tercer elemento es que el Gobierno central debe contar con un sistema de mitigación de desastres eficiente y eficaz, debidamente equipado y con el recurso humano y logístico adecuado, de forma tal que se cuente con una capacidad de respuesta rápida y adecuada.
En tal sentido, es necesario que el Gobierno central y la ciudadanía en general tomen conciencia de los riesgos que existen ante los desastres naturales, y que se tomen, al más breve plazo, las medidas correctivas. Los daños causados por estos desastres afectan al clima de negocios; por ejemplo, por la destrucción de infraestructura urbana y rural, vías de comunicación ferroviaria y vehicular, entre otros. Esto redunda lamentablemente de manera negativa en la economía de nuestro país, ya sumamente golpeada por la pandemia del Covid-19.