Se necesita una oposición firme, frontal y unida
Según el Diccionario de la Real Academia Española (RAE) la terquedad, en su segunda acepción, se define como “porfía, disputada obstinada.” Indudablemente, los peruanos lo estamos viendo con el terrible caso del ministro de Trabajo, Íber Maraví, que tiene un pésimo tufillo de Sendero Luminoso, y los comentarios totalmente nauseabundos del presidente del Consejo de Ministros Bellido hacia la parlamentaria Patricia Chirinos.
Para el momento que escribo el artículo, Iber Maraví continúa en el Ministerio de Trabajo, a pesar de que se han revelado sus nexos con los terroristas de Sendero Luminoso desde que sus suegros fueron terroristas, pasando por atacar violentamente un local de Acción Popular en Ayacucho en el año 1980, siguiendo que conoció a la terrorista Edith Lagos y terminando que fue el primer vicepresidente de CONARE, grupo de profesores de colegios estatales que abiertamente simpatizan con el grupo terrorista Sendero Luminoso y cuyo objetivo es la captura política del SUTEP (Sindicato Unitario de Trabajadores en la Educación del Perú).
Sinceramente, con estos hechos y más, que de seguro saldrán en los siguientes días, en cualquier país civilizado la Nación saldría a las calles para exigir la renuncia de un ministro tan cuestionado y/o relacionado con una organización terrorista como Sendero Luminoso. Pero estamos en el Perú, donde el maniqueísmo y la tibieza gobiernan desde hace 10 años. Una comparación algo fuerte es la siguiente: en el breve gobierno de Merino, no hubo ni un ministro relacionado a Sendero Luminoso, pero muchos salieron a marchar como si fuera el Yihad. ¿Maniqueos, recuerdan?
Siguiendo en esta misma línea, es válido recordar que el terrorismo de Sendero Luminoso ocasionó la muerte de más de 90, 000 peruanos. ¡Cifra terrible! ¡La Nación peruana debe movilizarse diariamente para exigir el retiro de este ministro que es un impresentable! Al parecer, el mandatario Castillo no lo hará probablemente porque lo tomaría como una segunda derrota política tras la renuncia del ex ministro Béjar. Ese maniqueísmo de Castillo es absurdo porque él debe entender el inmenso daño que perpetró los terroristas de Sendero Luminoso en la década de los ochentas por nada, en España, llaman a este gobierno el del “sombrero luminoso”.
Castillo no cesa a Maraví del Ministerio de Trabajo porque él piensa de manera similar al ex vicepresidente de CONARE, por lo tanto su permanencia en el Poder Ejecutivo (aunque sea por un lustro) es una grave afrenta a la Nación peruana y nos costaría a todos caro desde lo económico hasta la moral de nuestra sociedad. ¡No exagero! ¡Sé que esa “oposición” centrista y tibia lo sabe bien, pero desean su pequeña cuota del poder o “salvar” sus universidades privadas!
El segundo caso de terquedad lo vemos con el actual presidente de Consejo de Ministros, Guido Bellido, que dijo unas abominables palabras a la congresista Chirinos. Lamentablemente, el oficialismo y sus aliados (precisamente las feministas más radicales) minimizan esta terrible afrenta y la pasan por agua tibia. ¿Se imaginan si la agraviada hubiera sido una política socialista? Indudablemente, estarían haciendo marchas diarias y pidiendo la renuncia del Presidente del Consejo de Ministros, pero en el Perú existe un doble rasero para toda persona que sea socialista. ¡Qué nauseabundo!
Lo cierto es que ante el tufillo senderista de Maraví y las declaraciones de Bellido, el mandatario Castillo no dice nada ni los piensa destituir de sus cargos. ¿Por qué? Juega con el tiempo, dirá que pasen unos días y muchos se olvidarán de estos “incidentes.” ¡Craso error! El mandatario debe entender que los temas de Sendero Luminoso y el respeto hacia las mujeres, no son “incidentes.” Él es padre de familia y se supone que debe entender que el respeto a la mujer es un valor fundamental que no hace ningún tipo de distinción alguna.
Si Castillo no rectifica, la verdadera oposición debe movilizarse en las calles para pedir la destitución de Maraví y Bellido por las razones argumentadas en el presente artículo. Adicionalmente, digo la verdadera oposición porque formalmente existe una “oposición” centrista tibia (me refiero a Acción Popular, Alianza para el Progreso y otros más) que cimentan en el poder a los castrochavistas. Lo mismo pasa desgraciadamente en Venezuela, donde la oposición irá a unas “elecciones” regionales organizadas obviamente por la dictadura de Maduro; es decir, saben que perderán porque la dictadura castrochavista copa todos los poderes del Estado, pero estos “opositores” juegan a que les den las migajas de la mesa. ¡Terrible para el hermano pueblo venezolano!
Por dicha razón, ante un gobierno castrochavista, se necesita una oposición firme, frontal y unida que solo debe luchar por las libertades económicas y políticas en el Perú. Espero que en el caso peruano no haya muchos “políticos” que jueguen a tener el inefable puesto de Henrique Capriles en Venezuela.
No me cansaré de repetir las palabras del Santo Papa Juan Pablo II ante los polacos, en octubre de 1979: “¡No se resignen a que el mal los gobierne para siempre!”.