Las movilizaciones del sábado en todo el país han puesto de manifiesto la capacidad de resistencia del pueblo peruano, que no está dispuesto a rendirse. Keiko Fujimori está a la altura de las circunstancias.
No ha cedido a las presiones, no se ha dejado intimidar, está peleando y encabezando la resistencia, como corresponde a un verdadero líder. A estas alturas ya no caben dudas de la descarada manipulación de las actas
electorales en muchas circunscripciones.
El fraude en mesa es un hecho Pero también el sospechoso comportamiento de funcionarios de la ONPE, observando actas en los lugares donde Fuerza Popular obtenía más votos y cometiendo “errores” de digitación
casi siempre en desmedro de Fujimori.
El JNE, que admitió en la mañana por unanimidad la ampliación del plazo para presentar nulidades y en la
tarde decidió por mayoría revocar esa decisión, ha echado más sombras sobre el proceso.
La intervención del presidente Francisco Sagasti, en la misma línea de la campaña comunista orientada a vencer la resistencia e imponer a Pedro Castillo antes que los organismos electorales hayan dado su veredicto, es otra evidencia de la colusión de todos los izquierdistas que pretenden hacer creer que ya no hay posibilidad de contrarrestar la manipulación con la quieren hacerse del poder.
Los comunistas no saben gobernar con eficiencia ni honestidad, pero si son maestros en el arte de amedrentar,
aterrorizar, mentir y hacer trampas. A ellos no los detienen las “pelotudeces democráticas”.
La lucha ante los organismos electorales para hacer respetar la voluntad popular y la movilización son dos cosas que todos los demócratas están haciendo ahora, sin distinción de colores políticos.
Todos saben que no está en juego un Gobierno sino un sistema político, que el peligro de caer en manos de una corrupta dictadura chavista es real e inminente.
Por eso aquí nadie está dispuesto a rendirse y a entregar el país y el futuro a una gavilla que destruirá las instituciones, acabará con la democracia y las libertades, y se perpetuará indefinidamente en el poder. Los
demócratas no están dispuestos a dejarse robar la elección.
No van a permitir que los agentes de Cuba, Venezuela y Sendero Luminoso se roben el futuro, se roben
el país.