Lejos del “Black Friday” relacionado a las compras online o las ofertas en shoppings, aquel 15 de abril de 2011 será siempre recordado como uno de los días más oscuros para la industria del juego de casino. En este caso, los establecimientos físicos no tuvieron inconvenientes, pero las salas de póker en línea estaban bajo la mira del gobierno estadounidense desde seis años antes. Esa noche decidieron confiscar los dominios y bloquear a las principales plataformas, lo que provocó la caída más grande del sector.
Desde 2003, la industria del juego digital, y sobre todo del póker online, estaba creciendo exponencialmente en Estados Unidos y el mundo. Sin embargo, fue en Norteamérica donde el enorme margen de ganancias llamó la atención de las autoridades. Las operaciones del sector, desde el punto de vista regulatorio, se encontraban en una especie de zona gris.
Pero esa zona se oscureció definitivamente en el año 2006, cuando entró en vigencia la ley UIGEA, la cual prohibía las transacciones de dinero entre plataformas de juego. La única apuesta que estaba exenta de castigo eran las carreras de caballos. El gran problema de esta ley es que estaba basada en una vieja prohibición de 1961, previo a la existencia de internet. En ese reglamento, se buscaban evitar las transferencias monetarias que derivaran del juego clandestino, controlado por la mafia.
Por supuesto, equiparar este tipo de apuestas con las plataformas online era un disparate. Así lo entendieron la mayoría de los sitios más famosos y sus dueños, quienes decidieron no hacer nada frente a la nueva ley, con la excepción del pago de alguna multa. El gobierno norteamericano decidió avanzar en su investigación y, finalmente, durante la noche del 15 de abril el FBI y el Departamento de Justicia confiscaron los dominios, mientras bloqueaban el acceso a los sitios webs.
Este proceso derivó en meses de contratiempos, tanto para los dueños de las salas, como para sus usuarios, quienes tuvieron que aguardar pacientemente a que les devolvieran sus fondos. Algunos durante días, otros durante semanas y hasta años. Pero, sin duda, los menos afortunados fueron quienes nunca volvieron a ver su dinero. Si bien este grupo fue minoritario, existió.
En cuanto a los líderes de las plataformas, sus procesos judiciales también fueron diversos: algunos recuperaron rápidamente el dominio, mientras que otros tuvieron que vender su sitio. No fue nada fácil costear el pago de multas, asesoría legal y, además, cubrir los fondos de los usuarios, por lo que este episodio marcó el fin para muchas empresas pioneras del sector. Sin embargo, las que sobrevivieron se volvieron más exitosas, con un mercado disponible y en constante crecimiento.
Absolución y fin de la historia
El último juicio de este caso finalizó en septiembre del 2020, casi 10 años después, lo que demuestra la complejidad de la trama. Las condenas oscilaron entre multas, bloqueos y, en algunos casos, hasta prisión. Sin embargo, la mayoría de los acusados pudieron eludir el encierro efectivo.
Quienes sufrieron algunas de las peores consecuencias fueron los empresarios Ira Rubin, Ray Bitar y Scott Tom. Mientras que el israelí-canadiense Isai Scheinberg, uno de los principales protagonistas de esta historia, tuvo que abonar una multa de 30 mil dólares. Este magnate, que fue el último en ser declarado culpable y recibir su condena, cerró el episodio más oscuro de la historia del póker, al pagar la cantidad indicada y quedar absuelto.